Pese a contar con una renta petrolera que es la envidia de administraciones anteriores, el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez se está endeudando con una voracidad que genera alarma en Wall Street, con crecientes preocupaciones de que el país sudamericano no podrá cumplir con sus obligaciones a la vuelta de pocos años.
Expertos de Morgan Stanley, Barclays y UBS encuentra inquietante la velocidad con que la nación sudamericana está amontonando pasivos, factor que aunado a la sostenida acumulación de desequilibrios macroeconómicos y la declinante tasa de producción de crudo están creando las condiciones para una crisis de deuda.
“En ausencia de ajustes de política, o incluso precios del petróleos más altos, creemos que la historial fiscal de Venezuela terminará en un incidente”, señaló UBS Investment Research en un informe.
“No vemos ningún tipo de avances en política que puedan colocar al país en un camino más sostenible en un corto plazo, de modo que no podemos ser optimistas sobre el futuro del país”, añadió el informe titulado: Por Cuánto Tiempo puede Venezuela Pagar sus Deudas.
El riesgo de un incumplimiento, sin embargo, no es inmediato.
El país petrolero cuenta con amplias reservas internacionales, que a mediados de año fluctuaban cerca de los $30,000 millones, y obtiene alrededor de $65,000 millones por concepto de sus exportaciones petroleras.
Pero el acelerado ritmo de endeudamiento -con pasivos que economistas venezolanos actualmente colocan en el orden de los $130,000 millones- el elevado costo vinculado con su sistema de control cambiario, la creciente dependencia en la importación de productos , y un elevado déficit fiscal están creando un volátil cóctel de desequilibrios que UBS estima podría estallar en media década.
UBS, al igual que los expertos de Barclays y Morgan Stanley, coincide en que los actuales precios de petróleo de más de $100 por barril parecen ser insuficientes para cubrir las necesidades del gobierno.
“Lo curioso en este caso, es que en el pasado, los altos precios del petróleo se han traducido en una mejora de los indicadores macroeconómicos, ya sea reservas internacionales, niveles de deuda, crecimiento del PIB y de la cuenta corriente”, comentó Daniel Volberg, analista de Morgan Stanley, en una entrevista telefónica.
“Pero ese no ha sido el caso en los últimos dos años. Después de que los precios del petróleo colapsaron en el 2008, hemos visto una gradual mejora en los precios, pero esa mejora no se ha traducido en una mejora de los indicadores macroeconómicos”, añadió.
De particular preocupación para Morgan Stanley es la disparidad entre el alza de los precios del petróleo y el crecimiento económico de la nación sudamericana.
El informe de Morgan Stanley, en cuya elaboración Volberg participó, muestra que mientras el precio promedio de la cesta venezolana de crudo subió en 27 por ciento el año pasado, la economía se contrajo en 1.9 por ciento.
Asimismo, la deuda externa aumentó en $11,000 millones (equivalentes a 5 por ciento del PIB) y las reservas internacionales bajaron en $5,000 millones, a $30,300 millones.
“En nuestra opinión todo esto se debe a que la economía venezolana es cada vez más dependiente de las importaciones, y por ende, tiene una fuerte fuga de moneda dura”, comentó Volberg.
Esa dependencia está vinculada con los grandes obstáculos que el empresario venezolano enfrenta para surtir la demanda, lo que está obligando a las autoridades a importar un mayor número de productos.
Pero los ingresos no les alcanzan señaló Volberg.
“Lo que estamos viendo es en realidad un déficit de la cuenta corriente. Como no se produce lo suficiente domésticamente, el país se ve obligado a importar más para satisfacer la demanda y se ve obligado a emitir deuda para financiar la brecha entre las importaciones y las exportaciones”, añadió.
Esa posición difiere de la versión oficial, que muestra un superávit de la cuenta corriente. Pero los números de Morgan Stanley -elaborados con base en las proyecciones independientes- muestran un valor de las exportaciones venezolanas de crudo inferior al divulgado por el gobierno.
Alejandro Grisanti, economista jefe de Barclays Capital, mostró preocupación por el elevado gasto público del gobierno venezolano, aún cuando su firma no tiene una percepción tan negativa sobre las finanzas del país sudamericano.
“Claramente el modelo económico actual, con el mantenimiento de déficit fiscal de dos dígitos, no es sostenible”, comentó Grisanti, quien añadió que es mucho el derroche existente en el país dentro de las cuentas públicas en momentos en que el gobierno empuja al Estado a ocupar mayores espacios tradicionalmente manejados por el sector privado.
“Es un gasto sumamente ineficiente”, explicó Grisanti. “Ejemplo de ello es el reciente incremento en el gasto para la construcción de una fábrica de tractores con Bielorrusia. Yo me atrevo a afirmar que los venezolanos nunca verán un tractor construido entre Bielorrusia y Venezuela, como prácticamente no se ven los vehículos de la fábrica de carros entre Venezuela e Irán”.
La actual tendencia, de continuar en el tiempo, comenzaría a generar serios problemas para la economía venezolana dentro de unos cinco años, resaltó el informe de UBS.
En un simulacro de la economía venezolana basada en las tendencias de los últimos años, la firma determinó que los indicadores claves de vulnerabilidad “comienzan a cambiar de verde a amarillo” en cinco años, justo antes de un repunte de las amortizaciones previsto en el 2017.
Esto no significa, resaltó el informe, que el gobierno opte por no cumplir con sus obligaciones. Sólo que para hacerlo, tendría que adoptar duras medidas económicas con un adverso impacto social.
Y es difícil de imaginar un escenario en el que el presidente Hugo Chávez opte por adoptar un duro programa de ajustes.
“La lógica sugiere que una administración populista como la de Chávez tenga un limitado apetito para imponer medidas de ajuste para generar los ahorros necesarios para pagar a los inversionistas extranjeros, especialmente considerando que los venezolanos ya sufren de un severo problema de estanflación y desabastecimiento de bienes, servicios y de dólares”, resaltó el informe.
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