Roger Noriega: La Gran Mentira de Hugo Chávez y la Gran Apatía de Washington
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El
equipo internacional de médicos a cargo del tratamiento contra el
cáncer de Hugo Chávez no espera que pueda sobrevivir más de seis meses.
Según fuentes que me han proporcionado información privilegiada y
documentos desde dentro del régimen de Venezuela, indican que el cáncer
de Chávez se está propagando mas rápido de lo esperado y podría causarle
la muerte antes de las elecciones presidenciales en octubre de 2012.
Este pronóstico preocupante representa un dilema para Caracas, ya que
los líderes chavistas tienen miedo de que sus seguidores más fervientes
se sientan traicionados una vez que la supuesta “recuperación del
cáncer” salga a la luz como una gran mentira. Mientras tanto, los
responsables de la política en Washington parecen no estar preparados
para lidiar con el caos que podría producirse en cuanto los criminales
dentro del régimen de Chávez se propongan a retener el poder a toda
costa.
Chávez quiere que su pueblo crea que se “curó” hace meses y que las
recientes visitas a Cuba han confirmado su recuperación milagrosa. Sin
embargo, su deterioro físico se acelera más rápido de lo que sus médicos
habían previsto y a pesar de esta grave situación, Chávez ha insistido
en recibir dosis bajas de quimioterapia para evitar largas ausencias de
la escena política durante este frágil período.
Bajo este plan desesperado, el equipo de Chávez planea anunciar “unas
vacaciones cortas” y “descansos” en la isla de La Orchila, pero lo que
realmente recibirá será tratamiento médico en un pequeño centro
acondicionado que se ha instalado recientemente en esa residencia
presidencial.
Estas últimas revelaciones coinciden con la información que me han
proporcionado mis fuentes desde hace varios meses. Lo que comenzó como
un cáncer de próstata agresivo hace mas de un año, se había extendido al
sistema linfático y los huesos incluso antes de que Chávez accediera a
buscar tratamiento. La reacción de su cuerpo a las dos primeras rondas
de quimioterapia fueron tan debilitantes que sólo recibió la tercera
ronda durante su más reciente visita a Cuba. (En las dos ocasiones
anteriores, cuando iba a someterse a tratamiento, su equipo médico
decidió que la cantidad de glóbulos rojos en su cuerpo era muy baja y su
condición tan débil que la quimioterapia seria mas dañina que
benéfica.)
Los médicos creen que la decisión de Chávez de solicitar una dosis
más baja de quimioterapia para tratar de continuar sus funciones
públicas es suicida, pero no tienen más remedio que estar de acuerdo con
este plan desesperado. Y para empeorar la situación, el tratamiento
para combatir las células cancerosas en los huesos del líder venezolano
aún no ha comenzado.
La segunda decisión peligrosa de Chávez es seguir engañando al pueblo
venezolano sobre su grave estado de salud. Sus asesores políticos están
preocupados de que su líder está acelerando su propia muerte y dejando a
su sucesor la tarea imposible de explicar el por qué los líderes
chavistas instigaron esta gran mentira.
Chávez y su circulo más cercano, quienes han tenido meses de aviso
previo sobre la crisis que se avecina, han concluido que el ministro de
Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, tiene la mayor oportunidad de
movilizar a su base política como candidato presidencial sustituto.
Mientras tanto, los narco-generales están decididos a preservar su
refugio incluso si eso implicara frustrar las elecciones.
Los diplomáticos de EE.UU. conscientemente han desviado la atención
de Venezuela desde hace años para evitar enfrentarse a la creciente
amenaza de una década de conspiración de Chávez con nuestros enemigos y
rivales. De acuerdo con fuentes confiables, las autoridades de EE.UU.
tenían conocimiento del cáncer de Chávez seis meses antes de su admisión
pública y ahora saben que es poco probable que sea candidato en las
próximas elecciones presidenciales.
EE.UU. requiere un grupo de trabajo para prevenir el posible caos que
pudiera derivarse de una confrontación entre chavistas y los lideres
democráticos en Venezuela. Los diplomáticos deben movilizarse
discretamente y rápidamente para coordinar una respuesta regional a la
muerte de Chávez y apoyar una genuina transición democrática en lugar de
la sucesión que los chavistas tienen en mente.
Después de que Chávez salga del escenario, los líderes de la región
deben movilizarse para insistir en que el régimen y sus aliados
extranjeros respeten los resultados de una elección que sea libre, justa
y que cuente con la participación de observadores internacionales. La
comunidad interamericana debe comprometerse a ayudar a la rehabilitación
de la economía y a la restauración del imperio de la ley.
Hay algunos temas cruciales que exigen liderazgo por parte de
Washington. Por ejemplo, se debe aislar a los narco-generales para que
no puedan impedir una transición pacífica y se debe mostrar apoyo a los
oficiales del ejército que son leales a la constitución.
Pekín, Moscú, La Habana y Teherán deberán mantenerse fuera del
escenario político de Venezuela mientras los venezolanos recuperan su
futuro. Las autoridades en EE.UU. deben estar preparadas para lidiar con
el impacto de una situación turbulenta a corto plazo en un país donde
se compra el 10 por ciento de nuestro petróleo.
Washington también debe desarrollar un plan a largo plazo para ayudar
a los venezolanos a limpiar los residuos tóxicos de los terroristas,
los narcotraficantes, la corrupción y los agentes cubanos que Chávez
dejará atrás.
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Roger F. Noriega fue embajador ante la Organización de Estados
Americanos de 2001-2003 y Secretario Adjunto de Estado de 2003-2005. Él
es un investigador visitante en el American Enterprise Institute y
director ejecutivo de Vision Americas LLC, que representa a EE.UU. y a
clientes extranjeros, y contribuye en www.interamericansecuritywatch.com.
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