El apoyo a la democracia en América descendió ligeramente en los dos últimos años, al pasar de un 72,5 por ciento de media en 2008 a un 71,4 por ciento en 2010, según un barómetro del continente presentado hoy en Washington.
El director de proyectos del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP, por su sigla en inglés), Mitchell Seligson, comentó hoy en una rueda de prensa los resultados del estudio "Cultura Política de la Democracia 2010", basado en más de 40.000 entrevistas en 26 países del continente.
El descenso, sin embargo, puede considerarse leve dadas las complicaciones que ha vivido el continente en el periodo, marcado por una grave crisis económica que no ha impedido que "los valores democráticos se hayan vuelto extremadamente resistentes", subrayó Seligson.
Seis países, según el informe, mostraron un "declive significativo" en su apoyo a la democracia entre 2008 y 2010: Argentina, Canadá, El Salvador, Perú, Venezuela y la República Dominicana.
El descenso más agudo fue el de Venezuela, que pasó de una aprobación del 83,8 por ciento a una del 74 por ciento, mientras que en Canadá descendió del 87,2 al 73,5 por ciento, y en Argentina pasó de un 86,9 a un 79,6 por ciento.
El único país en el que el respaldo a la democracia aumentó significativamente fue Chile, donde saltó del 69,5 al 76,1 por ciento.
Uruguay, con un 86,2 por ciento de aprobación, es el país de América que más apoya la democracia, una medalla que en 2008 se colgaron Canadá y Argentina.
Le sigue Costa Rica, con un 80,4 por ciento de respaldo, Argentina, con un 79,6 por ciento, y Surinam, donde en 2008 no se tomaron datos y ha sorprendido ahora con un 78,9 por ciento.
En Estados Unidos, el índice ha bajado del 78,4 por ciento al 77,5 por ciento.
El último en la clasificación es Perú, donde un 60,1 por ciento de la población apoya la democracia, 5,4 puntos menos que en 2008.
Le siguen en la cola Honduras, con un índice del 62,6 por ciento, Guatemala (62,8 por ciento), Paraguay (63,3 por ciento), El Salvador (64,1), Haití (65,8) y México (66,8 por ciento).
En su intento de aclarar el por qué de esa clasificación, el equipo de LAPOP, que pertenece a la Universidad de Vanderbilt (Tennessee, Estados Unidos), se sorprendió al comprobar que los ingresos o la situación en el hogar no eran tan determinantes para respaldar el sistema como la percepción de la economía nacional.
"El factor más sólido que explica en este caso el apoyo a la democracia tiene que ver con la percepción de cómo el Gobierno está manejando las cosas, económicamente hablando", aseguró Seligson.
Pese a la crisis, la proporción de quienes tienen una percepción "muy mala" de la economía nacional en todo el continente ha bajado del 16,1 en 2008 al 11,8 en 2010, mientras que un 29,9 por ciento piensan que es "mala", 2,7 puntos menos que en 2008.
La mayoría, un 40,5 por ciento, cree que no es "ni buena ni mala", frente a un 15,9 por ciento que opina que es buena y un 1,9 por ciento que la ve "muy buena".
No obstante, el ejemplo de países como Haití demuestra que la economía no lo es todo y que en la región persisten grandes peligros, dado que "las personas que han sido víctimas de crimen y corrupción apoyan menos el sistema democrático", según Seligson.
La clave también está en las personas, puesto que mientras el 50 por ciento de los uruguayos muestra "las condiciones más apropiadas para la democracia", sólo el 3,7 por ciento de los haitianos la cumple. EFE
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