Friday, April 22, 2011

La escasez atenaza aún más a venezolanos


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La escasez atenaza aún más a venezolanos

ANTONIO MARIA DELGADO

La implementación del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela ha traído muchas sorpresas a los venezolanos. Pero hasta hace pocos meses era difícil imaginar que un día las toallas sanitarias para las mujeres llegarían a subastarse al mejor postor en internet.

“La situación se perfila cada vez como más grave”, declaró a El Nuevo Herald el jueves Roberto León Parilli, presidente de la Asociación Nacional de Usuarios y Consumidores, en Caracas. “En el mercado internacional, los excedentes de producción se están limitando y eso impacta a Venezuela que depende cada vez más de las importaciones”.

Los supermercados con anaqueles vacíos y largas peregrinaciones para conseguir productos básicos como pollo, café y leche en polvo ilustran dramáticamente la vida cotidiana del venezolano. El país, pese a contar con una enorme renta petrolera, sufre una escasez crónica de productos de primera necesidad similar a la de los más empobrecidos países del tercer mundo.

Aunque el presidente Hugo Chávez intenta aliviar la situación vertiendo un creciente volumen de recursos en la importación de productos, los problemas estructurales creados por su gobierno y el alza en los precios internacionales de las materias primas están creando las condiciones perfectas para el desabastecimiento.

Expertos consultados por El Nuevo Herald señalaron que los precios de las materias primas se han visto severamente afectados por la devastación causada en Japón por el reciente terremoto. Al iniciar una etapa de reconstrucción, Tokio aumenta sus compras externas de alimentos.

El incremento en los precios externos no debería producir automáticamente escasez, pero el estricto sistema de control de precios aplicados en Venezuela no permite procesar adecuadamente cualquier alteración en la estructura de costos, lo cual disminuye los incentivos para la importación de productos.

El sistema de control de precios tampoco ha sido ajustado para procesar en su totalidad el impacto de la devaluación de 65 por ciento aplicada al bolívar en diciembre.

“Esa devaluación afecto a cerca de 3,000 códigos arancelarios”, afirmó el presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), Carlos Larrázabal.

“Si esto no se toma en cuenta, se van a afectar las estructuras de producción y, con esos aumentos, ninguna estructura de costos puede soportar eso por mucho tiempo”, añadió.

Adicionalmente, las importaciones han sido restringidas por las limitaciones del gobierno a la adquisición de dólares, cuyo complejo y lento proceso de solicitud ha demostrado ser difícil de llevar para empresas medidas y pequeñas.

La combinación de estos factores conducen a un sólo desenlace: mayor escasez.

Según un reciente informe de la firma venezolana de asesores Datanálisis, varios de los productos más comúnmente adquiridos están mostrando serios indicios de desabastecimiento. El déficit de la oferta del aceite de maíz es del 29.6 por ciento; azúcar (23.9 por ciento); pollo (22 por ciento); carne de res (21.7 por ciento); y queso blanco (19.3 por ciento).

La leche en polvo es el producto que registra los mayores indicios de desabastecimiento, con una proporción de 45.1 por ciento, pero la escasez también es sentida –aunque en menor medida—con productos como el café, la sardina enlatada, el arroz, margarina, mayonesa, salsa de tomate, frijoles negros y las pastas.

Otros productos ahora difíciles de conseguir incluyen toallas sanitarias y pañales.

“Esto es insólito, difícil de entender en un país rico en petróleo, con un precio del barril por encima de los $100”, comentó Larrázabal. “Pero ahora lo que traen los venezolanos cuando viajan al exterior no es ropa de marca, ni productos electrónicos, sino toallas sanitarias para las esposas y para las hijas […]. Es algo realmente penoso”.

Los productos femeninos fueron tan difíciles de encontrar en Venezuela que comenzaron a ser licitados directamente en los sitios de subasta de internet.

Por otro lado, la escasez no se limita sólo a productos de consumo. Problemas en el insumo de materias primas también están generando problemas en el sector de la construcción, que enfrenta dificultades en conseguir suficiente cemento y cabillas de hierro para continuar con sus obras.

León señaló que ante esta situación el gobierno está tratando de asumir cada vez más los procesos de importación y producción de bienes.

“Pero históricamente sabemos que el Estado ha fracasado en esos intentos porque esa no es su función natural”, comentó León. “Cuando se convierte en el jugador más importante del mercado lo hace mal porque no sabe manejar directamente estas operaciones, con el resultado final de que se le pudre la comida en los puertos”.

León explicó que los problemas de desabastecimientos son intermitentes, generando un escenario en el cual salir a comprar comida se ha convertido en una tarea de varias horas.

“Hacer [comprar en] un mercado, en Venezuela no es tan fácil como cualquier otra parte del mundo, donde se va a un supermercado y consigues todos los productos”, comentó León. “En Venezuela, hay que ir de un supermercado a otro, porque no se consigue todo en uno sólo”.

Los venezolanos tampoco pueden encontrar regularidad en las marcas, viéndose obligados a adquirir simplemente lo que está disponible.

Esta situación es extraña para muchos venezolanos que previamente estaban acostumbrados a conseguir fácilmente todos los productos que consumían.

Larrázabal explicó que muchos de los productos que ahora escasean, previamente eran elaborados en el país, pero la sistemática política de acoso empresarial ejecutada por el gobierno ha desmontado gradualmente el aparato productivo.

“El deterioro por las políticas de persecución al sector privado en Venezuela es muy importante”, comentó, antes de añadir que muchas otras empresas podrían desaparecer ante la falta de rentabilidad si el gobierno no ajusta próximamente la estructura de precios contemplada en el control de precios.

“Los técnicos de los ministerios han revisado las estructuras de costos y conocen la realidad, conocen como fluctúan los precios internacionales de las materias primas”, indicó Larrázabal. “Lamentablemente, aquí no se toman las decisiones, porque las decisiones en Venezuela las toma una sola instancia”.




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